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Cuestión de principios: 14 ideas para el trabajo diario

Yo intento que una serie de ideas me acompañen cada día. Tres o cuatro incluso por escrito. Para mí es importante tener presentes ciertos principios y consejos. No siempre lo consigo. Unos pocos son fruto de la experiencia, sobre todo de los errores; otros son sabias recomendaciones de personas que saben muy bien de lo que hablan. Los que comparto aquí son recordatorios en segunda persona, porque así pienso en ellos cuando tengo una reunión conmigo mismo para revisarlos. Comparto aquellos principios, máximas y consejos que guardan relación con el tema de este blog: trabajo, organización y productividad. Y son personales, pero quizá sirvan a alguien para elaborar su propia lista.

Tiempo de lectura: 4 minutos

«Estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros». Esta frase atribuida a Groucho Marx (leyenda urbana, por cierto) seguramente la comparten quienes, según sopla el viento, reemplazan sin pestañear unos principios por otros. Es cierto que nuestras reglas para la vida cambian a medida que crecemos, pero traicionar nuestros principios por un interés particular no es el camino.

Yo intento que una serie de ideas me acompañen cada día. Tres o cuatro incluso por escrito. Para mí es importante tener presentes ciertos principios y consejos. No siempre lo consigo. Unos pocos son fruto de la experiencia, sobre todo de los errores; otros son sabias recomendaciones de personas que saben muy bien de lo que hablan.

A veces trabajamos por inercia y ponemos todo nuestro empeño en mejorar la forma en que hacemos una determinada tarea, bien para ser más productivo o bien para que encaje mejor en el resultado que alguien espera de ella. Sin embargo, no pensamos si esa tarea que tenemos entre manos la estamos haciendo según nuestros estándares, según nuestros principios. Ni siquiera nos planteamos si realmente debería estar en la lista de cosas que hacer. Como siempre se ha hecho así…

Antes de tomar decisiones sobre cualquier asunto, podemos contar hasta diez y hacer un repaso mental a nuestros principios. Antes de convocar una reunión, antes de escribir un texto, antes de desaprovechar un par de minutos, antes de entrar en tus redes sociales, antes de ponerte con una tarea «urgente», antes de cambiar de herramienta, antes de refunfuñar o antes de improvisar, revisa tus principios.

Los que comparto aquí son recordatorios en segunda persona, porque así pienso en ellos cuando tengo una reunión conmigo mismo para revisarlos. Comparto aquellos principios, máximas y consejos que guardan relación con el tema de este blog: trabajo, organización y productividad. Y son personales, pero quizá sirvan a alguien para elaborar su propia lista.

  1. Organiza reuniones contigo mismo. Reserva día, hora y tema. Si es un asunto de trabajo, avanza en algo importante; si es personal, escribe un diario, dedícate a pensar o elabora una simple lista de principios. Esta surgió de una de esta reuniones. Son los encuentros más productivos que tendrás, tanto si haces y decides algo como si no. Poco tiempo nos dedicamos.
  2. Invierte en ahorrar tiempo. La organización personal y la planificación son una inversión a medio y largo plazo. Probablemente, no verás resultados al instante. Dedicar tiempo con el propósito de ahorrar tiempo es un gran negocio.
  3. Menos es más. Hazlo simple. Utiliza palabras sencillas cuando sea posible. No compliques tus palabras; el objetivo es comunicar. Tampoco compliques tus propias tareas. Muy pocas cosas merecen vueltas de más. Cuando tienes demasiadas opciones, al final no tienes ninguna porque tomas decisiones demasiado tarde. Para muestra, Netflix.
  4. Mejor hecho que perfecto. El perfeccionismo es muy peligroso. Deja de decir aquello de «es que yo soy muy perfeccionista» (y menos en una entrevista de trabajo) porque ni es una virtud, ni es verdad. Haz las cosas muy bien y listo.
  5. Reduce el número de reuniones. Las reuniones están sobrevaloradas. Buena parte de las reuniones con otras personas son prescindibles y podrían ser perfectamente un correo electrónico. Muchos hemos sobrevivido a una reunión que debería haber sido un correo electrónico.
  6. No subestimes el valor de dos minutos. Dos minutos es mucho tiempo. Apenas 120 segundos pueden decidir quién gana un partido. No dejes de hacer algo porque tienes «poco tiempo». Es muy práctico tener siempre a mano una lista de cosas que puedes hacer en 2 minutos.
  7. No improvises. Decía Ingmar Bergman que «solo alguien que está bien preparado tiene la oportunidad de improvisar». Se refería probablemente a la interpretación, pero el consejo nos sirve. Solo si has preparado algo con dedicación, tendrás cierto margen para la improvisación. Evita hacer el ridículo innecesariamente
  8. Filtra y quédate con lo (realmente) importante. Muy pocas cosas son realmente importantes. Pregúntate: ¿esa tarea es importante o urgente? Probablemente solo sea lo segundo disfrazado de lo primero. Antes de decir o hacer, pregúntate: ¿es inevitable? ¿te hace progresar en tu trabajo? ¿al menos aporta algo en el plano personal? Fue Antonio Gala el que dijo que la felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante.
  9. Desconecta. El teléfono móvil está a nuestro servicio, no al revés. Para empezar, no necesitas tantas aplicaciones. Un historiador dijo que la tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso. De vez en cuando, conviene recordar que la vida es eso que pasa mientras miramos nuestro móvil. Tres días de desconexión digital lo cambian todo.
  10. Puedes vivir sin redes sociales. Te entretienen e incluso aportan cierto valor en algunos casos, pero no son una primera necesidad. La hiperconexión te distrae constantemente y te quita el tiempo que dices que no tienes. En ocasiones, la tecnología nos atonta. Aquí siempre hay trabajo que hacer.
  11. Sé íntegro. Integridad es hacer lo correcto, aunque nadie nos esté mirando. La frase no es mía, es de Jim Stovall. Ser una persona íntegra y auténtica es un gran valor en estos tiempos de postureo, exhibición y necesidad de reconocimiento constante. Tú sé fiel a tus principios; no tomes prestados los de otros.
  12. Céntrate en el método. Para organizarte mejor no necesitas una herramienta más sofisticada; basta con una que sea sencilla, pero que haga con eficacia aquello para lo que fue diseñada. Tendrás la tentación de usar la aplicación de moda. Pero no es la herramienta, es el método y el hábito.
  13. Sé amable. En mi opinión, cuesta lo mismo ser amable que no serlo. Bueno, lo último siempre requiere más energía y un poco de malhumor; más a mi favor. Piensa que algún desconocido te recuerda simplemente porque una vez fuiste amable con él. Be kind, my friend.
  14. Eres lo que haces, no lo que dices que harás. El movimiento se demuestra andando. Teorizar está bien, planificar también; pero mejor ponerse en marcha cuanto antes. Si para aprender un nuevo idioma esperas a conocer a la perfección toda la teoría, toda la gramática, todas las palabras, nunca lo aprenderás. Hay muchas cosas que necesitan práctica. Empieza, porque salirte del plan en algún momento es parte del plan.

Cambiemos la célebre frase. Estos son mi principios y, si no le gustan… no tengo otros.

¿Haces las cosas según tus propios principios o vives de prestado?

Fotografías | Notas y café | Groucho Marx

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