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Herramientas, métodos y enfoque

Con el nuevo curso, llegan también nuevos artículos a este blog, después del tiempo de desconexión suficiente (y necesario) para volver con energía y escribir dejar de vez en cuando algunas líneas por aquí. Con este post reconecto con el blog y, sobre todo, con quienes lo leéis. Os cuento en qué punto empiezo en términos de organización personal, de métodos y de herramientas. Y aprovecho también para compartir algunas novedades, recursos y algún recordatorio. ¡Ya estamos de vuelta!

Tiempo de lectura: 5 minutos

En unos días despedimos el mes de agosto. Esto significa la vuelta (oficial) al trabajo en unos días y que el inicio de curso asoma por la esquina. Para muchos (que levanten la mano los docentes), el nuevo año lo marca el calendario académico. Esto es así. Y lo importante es organizar un buen (re)inicio de curso.

Con el nuevo curso, llegan también nuevos artículos a este blog, después del tiempo de desconexión suficiente (y necesario) para volver con energía y escribir dejar de vez en cuando algunas líneas por aquí. La parada técnica significa que he estado en otros asuntos y eso, casi siempre, es buena noticia.

Con este post reconecto con el blog y, sobre todo, con quienes lo leéis. Os cuento en qué punto estoy en términos de organización personal, de métodos y de herramientas. Y aprovecho también para compartir algunas novedades, recursos y recordatorios. ¡Ya estamos de vuelta!

Fiel a la herramienta (no sin tentaciones)

El verano siempre da de sí y además es buen momento para explorar nuevas aplicaciones de organización personal. Hacerlo durante el curso es peligroso porque si uno encuentra algo nuevo interesante que justifique el cambio, el proceso de migrar de un sistema a otro puede resultar dramático. En previsión de que la cosa se complique, paradójicamente, mejor en tiempo de vacaciones, si realmente tenemos más tiempo y calma para ello.

He tenido oportunidad de probar a fondo algunas herramientas, sobre todo de administración de tareas y de gestión del calendario, los dos elementos esenciales de organización. No siento la necesidad de cambiar; simplemente me gusta conocer las nuevas ideas que salen al mercado. Confieso que la tentación de empezar con algo nuevo siempre acaba apareciendo, pero si uno es responsable y reflexiona lo suficiente, la mayoría de veces el cambio no merece la pena. Quién sabe si finalmente llega el diseño ideal de programa que integra todas las funciones que uno necesita. Ojalá, pero sabemos que tal cosa no sucederá.

He jugado un poco con TickTick y Sorted³, y de nuevo con Microsoft To Do y TeuDeux, que ya había utilizado. Quizá dedique algún artículo a alguno de ellos. Recientemente, Francesco D’Alessio de Keep Productive ha publicado en su canal de YouTube un análisis sobre 11 aplicaciones para administrar tareas. Vale la pena echarle un vistazo y recorrer en 8 minutos las funciones básicas de estas herramientas, cada una con su particularidades. De momento, sigo fiel a Things. Muchas veces, si algo funciona, mejor no tocarlo.

Leal al método (no sin esfuerzo)

Una aplicación es solo una herramienta; es un medio. Está claro que buscamos siempre la más adecuada a nuestro estilo, pero como ya he compartido en este blog en más de una ocasión, lo importante es el método y el reto está en adaptar la aplicación de turno a nuestro modo de organización. Lo comentaba también Carl Pullein este verano, recordando el consejo que le dio David Allen y que, dice, le cambió la vida.

No es la primera ni la última vez que una empresa decide retirar su aplicación del mercado. Un motivo más para procurar no tener nunca una dependencia de la herramienta demasiado fuerte. Si utilizamos un sistema de organización robusto, no importará la nueva aplicación a la que migremos nuestras tareas y proyectos. Será solo cuestión de adaptarla convenientemente. Las herramientas, como las modas, vienen y se van; los métodos permanecen.

Hablando de métodos y sistemas, sigo fiel a Getting Things Done (GTD) y hago todo lo posible para no caerme de la tabla. Su creador, David Allen, desarrolló el sistema hace más de 20 años y, salvo algún ajuste en 2015, el fundamento sigue siendo el mismo. Afortunadamente, el planteamiento general y muchas características particulares del sistema se siguen adaptando bastante muy bien a mi forma de entender el flujo de trabajo diario. Reconozco, sin embargo, que sigue habiendo algunas cuestiones menores del método (y que no influyen demasiado en el resultado) que no veo del todo claras. Es inevitable preguntarse por qué GTD no utiliza tal o cual enfoque como lo hace aquel otro método X o Y, que lo resuelve muy bien. En estos casos, creo sinceramente que es importante evitar la tentación de hacer una versión particular del método, porque al final acaba derivando en un sistema Frankenstein que seguramente no funciona. Si eliges un método, sé estricto en sus reglas. Si no, cambia de método. A eso me refiero cuando hablo de lealtad al método: si lo usas, cumple sus reglas.

La filosofía de GTD es buena, pero sigue siendo exigente en esfuerzo, constancia y aprendizaje continuo. Pero nada es para siempre y un cambio de método podría llegar en cualquier momento. Aquí no hay lealtad que valga; si algo es mejor y el cambio está justificado, hay que subirse al tren. Tengo especial curiosidad por el nuevo libro de José Miguel Bolivar y Jordi Fortuny que sale el próximo 14 de septiembre: Recupera tu vida con una mente extendida. Nunca recomiendo libros que todavía no he leído, pero estoy seguro de que este en particular está lleno de grandes consejos y reflexiones. Llevo años leyendo a ambos autores en sus respectivos blogs, Optima Infinito y Efectivitat, y saben de lo que hablan. Mucho de lo que sé de GTD (y del concepto efectividad) lo aprendí de sus artículos.

Hábitos, enfoque y buenas prácticas

En estas últimas semanas también he seguido con interés algunas técnicas para organizar determinadas áreas que requieren atención, algunas que tienen que ver con el orden físico, no menos importante. Otros métodos que he (re)descubierto están relacionados con los hábitos y el enfoque, que son elementos clave, sobre todo en la parte más importante que es la de «hacer las cosas». Es decir, hay métodos, trucos, buenas prácticas o sistemas de organización que nada tienen que ver con la administración de las tareas y proyectos, pero que son perfectamente complementarios y que finalmente añaden valor al objetivo final: conseguir hacer las cosas (getting things done).

Desde cómo mantener organizado un determinado espacio físico en casa (cajones, habitación, escritorio, etc.) a cómo optimizar la organización de archivos y carpetas en nuestro ordenador, por poner un par de ejemplos. Son temas que seguirán teniendo espacio en este blog, por supuesto.
En Ocho en punto comparto aquello que pongo en práctica. Sigue siendo un simple diario de experiencias en el ámbito de la organización personal. Es el mejor lugar para poner en orden algunas ideas. Escribir, en general, siempre pone la cabeza a trabajar.

Sin más, estamos de vuelta. Podéis seguir las novedades del blog en Twitter X, Instagram, Facebook y Telegram, que sé que cada uno tiene su manías. Y recuerda que también puedes colaborar con el proyecto en Ko-Fi y en Patreon. Y por supuesto suscribirte al feed del blog, al estilo tradicional.

Por cierto, hablando de tradición, he comprado una agenda para este curso, de esas de papel. Lo que logre organizar con ella no lo tengo tan claro. Os mantengo informados.

Imágenes | Lápices | Things | GTD | Focus

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