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Etiqueta: digitalización

31 consejos TIC para un primer día de clase sin sorpresas

Tiempo de lectura: 6 minutos

En ocasiones, la tecnología se pone en nuestra contra en los momentos más inoportunos. Un primer día de clase puede ser uno de ellos. En ese momento debemos centrarnos en lo verdaderamente importante: nuestros estudiantes y las actividades que vamos a realizar con ellos. Es fundamental tener bajo control cualquier aspecto técnico, aunque es cierto que en ocasiones las cosas fallan porque sí. Sin embargo, otras muchas veces solo hay falta de previsión. Una buena organización y una simple comprobación puede salvar un primer día de clase.

Para evitar sorpresas, recomiendo revisar este checklist TIC con antelación. Puede servir para un primer día de clase, pero también para cualquier curso de formación que vayamos a impartir o para cualquier presentación puntual que realicemos. En general, resultará práctico para cualquier profesor que quiera empezar con buen pie el curso.

💻 Tu dispositivo principal

En nuestro primer día de clase seguramente utilizamos nuestro ordenador portátil personal o uno asignado por el centro, o quizá tengamos que utilizar uno de sobremesa ya instalado en el aula. En cualquier caso, hacer una sencilla comprobación técnica del dispositivo puede ahorrarnos algunos disgustos.

  1. Comprueba que tu ordenador se enciende. Puede parecer una obviedad, pero no serías ni el primero ni el último que enciende el ordenador el primer día de clase se lleva una sorpresa.
  2. Asegúrate de que conoces la clave de acceso al ordenador.
  3. Si utilizas un ordenador portátil, también conviene tener la batería bien cargada; quién sabe si la vas a necesitar.
  4. Comprueba que el rendimiento del ordenador es correcto y los programas, ventanas y menús funcionan con fluidez. Haz pruebas: abre y cierra programas y archivos. Si algo no va bien, se nota.
  5. También conviene comprobar que el ordenador tiene espacio libre suficiente para trabajar

🛜 Conectividad y acceso a Internet

Aunque hay excepciones, el proceso de digitalización y conectividad de las aulas es imparable. No se concibe ya el desarrollo de una clase sin Internet, aunque simplemente sea para que el profesor acceda a los recursos que utilizará. A partir de ahí, la innovación está servida.

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Profesores, agendas y tareas

Tiempo de lectura: 4 minutos

El profesor y su agenda son inseparables. Su relación es especial. El ritual de cada año de dar con la agenda perfecta también lo es. Pero nunca se adaptan exactamente a lo que necesitamos, ¿verdad?. ¿Cómo es posible que nadie haya diseñado todavía la agenda ideal?

Todo el mundo necesita anotar las citas o eventos en algún sitio, pero hago mención especial al docente porque este es el tercer artículo de la serie de miniconsejos para empezar el curso bien organizado.

Como profesores registramos muchos eventos durante el curso; nuestro calendario se llena ya en septiembre de clases, reuniones, jornadas, juntas de evaluación, charlas y días especiales. Es un trabajo en parte dirigido por el calendario y durante la jornada realmente hay muy pocos momentos (o ninguno) disponibles para poder adelantar trabajo. De agendas, tareas y «gestión del tiempo», aquí van algunos consejos:

Digitaliza tu agenda

No hablo de escanear tu agenda, sino de utilizar una herramienta digital para organizar el curso. Créeme, son todo ventajas. Seguramente sientas un apego especial por tu agenda. Probablemente compras (o te regalan) el mismo modelo todos los años, o quizá eres un innovador y exploras distintas alternativas cada curso. El papel está muy bien, no digo lo contrario, pero las herramientas digitales para la gestión del calendario son mucho más efectivas.

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El noble arte de tirar, archivar y digitalizar

Tiempo de lectura: 3 minutos

El inicio de curso siempre invita a poner en orden ciertos asuntos. Todo suele empezar con la compra de una agenda y con la ilusión, luego frustrada, de que «este año me voy a organizar mejor». Para los que somos profesores, septiembre es el nuevo inicio de año. Leía en Twitter el pasado 31 de agosto el hashtag #NocheViejaDocente.

Todos los años (cursos) sigo el mismo ritual de organización durante los primeros días. Se trata de una especie de checklist mental que intento cumplir para empezar con buen pie las clases. Alguna vez escribí sobre el tema, pero quizá sea momento de ponerlo por escrito en una serie de artículos a modo de miniconsejos para empezar el curso bien organizado. Adelanto que esta reflexión seguramente puede servir en cualquier entorno de trabajo.

El primer grupo de consejos tiene que ver con el noble arte de tirar y el buen hábito de archivar y digitalizar.

Elimina, archiva y digitaliza

Deshacernos de aquello que no necesitamos tiene un efecto liberador. Al principio puede costar un poco, pero luego no hay forma de parar. Tirar lo que sobra tiene también un punto adictivo. Reducir el número de cosas que tenemos solo reporta beneficios. Ganamos espacio, tenemos menos que limpiar, tardamos menos en encontrar lo que necesitamos, eliminamos distracciones y los espacios que antes acumulaban centenares de objetos lucen más bonitos.

Eliminando, archivando y digitalizando conseguimos no solo orden físico, sino también mental. Y este proceso deberíamos llevarlo a cabo (y mantenerlo) tanto en casa como en nuestro lugar de trabajo. Tampoco hay muchas más opciones: eliminar, archivar, digitalizar u ordenar.

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Un escáner de bolsillo: aumenta tu productividad con Office Lens

Tiempo de lectura: 6 minutos

No deja de sorprenderme la ingente cantidad de documentos que se imprimen innecesariamente cada día. Se supone que en las últimas décadas la tecnología ha dado pasos importantes precisamente para evitar este derroche de papel y tinta y, sin embargo, las fotocopiadoras e impresoras en empresas y hogares no dan a basto produciendo copias físicas que además tendrán una «caducidad» de apenas uno minutos. Es urgente digitalizar la información.

Go paperless!

Puedo aceptar que un escritor decida imprimir el primer borrador del manuscrito de su nueva novela para hacer una revisión a fondo de la misma. Y entiendo que prefiera hacerlo en soporte papel. Estaremos de acuerdo en que este tipo de situaciones, la impresión puede estar al menos un poco más justificada, entre otras cosas porque el proceso de revisión y corrección «sobre papel» y bolígrafo en mano supone un tiempo importante. Además, en este caso particular, realizar el proceso de revisión del texto sobre un nuevo formato papel, permite al autor afrontar la corrección como una nueva etapa en la creación de su obra. Se amortiza la impresión. Puedo comprar la idea.

Pero, ¿qué hay de esos dossiers o informes que se imprimen para repartir entre los miembros de una reunión que dura apenas 10 minutos? ¿Qué sentido tiene? ¿No están todos los asistentes con su ordenador, su tablet o su teléfono móvil de última generación? ¿De verdad la alternativa digital no era una opción?

Existen varios movimientos paperless en oficinas y también en el entorno doméstico. Con ellos se pretende concienciar de la necesidad de liberar nuestro hogar y entorno laboral de la excesiva presencia de papel, mediante la reducción del mismo y haciendo un uso productivo de la tecnología, sustituyendo el papel por documentos electrónicos mediante un proceso de digitalización de la información. Lo cierto es que estas iniciativas paperless bien merecen un artículo en este blog con una explicación a fondo. Casi podría ser una sección.

En general, son varios los beneficios que obtenemos de implantar una oficina libre de papel (paper-free office), tanto en casa como en nuestro lugar de trabajo:

  1. Obviamente moderamos la cantidad de papel que compramos, con el consiguiente ahorro para la empresa o para la economía doméstica.
  2. Mejoramos el medio ambiente al reducir indirectamente el impacto ecológico de producir el papel.
  3. Ganamos espacio físico al reducir el volumen de documentos impresos. Imagina una oficina o un estudio sin archivadores, sin montones de folios con informes, etc.
  4. Tenemos la oportunidad de lograr una mejor organización de los documentos en formato digital. Existen infinidad de herramientas informáticas que pueden facilitar esta tarea.
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Menos es más: la productividad bien entendida

Tiempo de lectura: 4 minutos

Si uno se asoma a los medios, a la educación, a las redes sociales, a veces da la impresión de que lo realmente importante es aquello que se ve, las apariencias, lo superficial. Triunfa lo audiovisual, instantáneo e impactante, no la lectura y reflexión sosegada. Parece que prima la cantidad frente a la calidad. El reconocimiento se impone ante el objetivo principal de la tarea que se realiza. Gana el marketing frente al sentido común.

De esto no se libra el mundo de la productividad y la organización personal. Tampoco hay que perder de vista aquí el objetivo principal, que es «simplemente» el de ser más productivo y organizarnos mejor, no el de utilizar la herramienta más sofisticada o invertir más tiempo organizando y planificando. No hay que demostrar nada a nadie, solo a uno mismo. En la mayoría de casos, menos es más. Así que, siendo coherente con el título de este artículo, sin más preámbulos presento algunas ideas al respecto.

1. Menos organización y más producción.

Este tema de la productividad personal se nos puede ir fácilmente de las manos, especialmente en el momento de aplicar algún método o utilizar alguna aplicación informática en particular. Es fundamental que el proceso de organizar nuestro trabajo no nos deje sin tiempo de poder realizarlo. Lo contrario sería absurdo. Es tentador jugar con la app de gestión de tareas de turno, moviendo elementos de un lado a otro, organizando y reorganizando no sabemos muy bien qué y con qué propósito. Y mientras, pasan los minutos y el trabajo no está hecho. No perdamos el norte y recordémonos constantemente: «menos tiempo de planificación y más tiempo de acción». Menos es más.

2. Menos papel y más bits.

El mundo del papel ocupa espacio físico, y al hacerlo, inevitablemente también ocupa espacio mental. La organización de elementos en soporte papel nos hace perder más tiempo del que creemos. Si existe una alternativa digital para llevar a cabo una tarea, adoptémosla. Si no, hay infinidad de aplicaciones y también procesos muy bien definidos para digitalizar (y por tanto reducir) toda la información que manejamos en papel a diario (espero escribir sobre ello pronto). Además, el hecho de adquirir el hábito de digitalizar documentos nos obliga a poner orden en el «mundo papel» y nos permite desechar aquello que ya no necesitamos y/o que preferimos mantener digitalizado. Go paperless! Menos es más. (Apunte personal: menos los libros, que siempre serán la excepción. Un libro nunca sobra…)

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