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Planificar está infravalorado. Muchas veces subestimamos el valor de una buena planificación. Nos pueden las prisas y olvidamos que planificar es la mejor de las inversiones. En estos tiempos de urgencias que no lo son, planificar con tiempo y con calma parece todo un lujo. Unos piden el trabajo hecho de hoy para hoy; otros quieren las cosas terminadas para ayer. Obviamente, este estilo de trabajo es incompatible con la calidad que se desea en los resultados. Planificar merece la pena.
Decía Dwight D. Eisenhower que:
Los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable.
La frase original completa nos ayuda a entender mejor su intención: «Al prepararme para la batalla, siempre he descubierto que los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable». Porque no es lo mismo un plan que una planificación.
Plan vs. planificación
Podemos definir la planificación como un proceso que, efectivamente, se inicia con un plan (que podemos detallar en un documento), pero un plan que también requiere un seguimiento, una revisión y una evaluación de los resultados. Por tanto, la planificación es un proceso mucho más general y más complejo.
El Diccionario de la Lengua Española (DLE) define:
- «plan» como un «escrito en que sumariamente se precisan los detalles para realizar una obra».
- «planificación» se define, sin embargo, como un «plan general, metódicamente organizado y frecuentemente de gran amplitud, para obtener un objetivo determinado […]».
Quizá la cuestión semántica no tenga tanta importancia, porque en la práctica son dos palabras que utilizamos indistintamente. Lo que está claro es que hay dos conceptos diferentes. Uno hace referencia a las indicaciones (habitualmente por escrito en un documento: un plan) que solemos preparar antes de iniciar un nuevo proyecto. El otro, se refiere a un proceso más general (una planificación) y va mucho más allá. En una buena planificación no podemos perder de vista el objetivo, lo cual requiere una muy buena organización y previsión para adaptarse a los cambios en caso de que el desarrollo del proyecto empiece a alejarse de su meta.
¿Por qué deberíamos planificar siempre?
- Planificar para ahorrar tiempo, por muy paradójico que parezca.
- Planificar para luego poder ejecutar forma óptima. Seguramente logremos evitar muchas duplicidades y también evitaremos tener que rehacer partes de un proyecto.
- Planificar para definir un plan B (o C) y anticiparse a posible imprevistos.
- Planificar para poder improvisar sin riesgos. Uno solamente puede permitirse ciertas improvisaciones si cuenta con una planificación sólida.
- Planificar para reducir costes. Si hay dinero de por medio, una buena planificación es una obligación para que no se dispare el gasto.
- Planificar para cumplir con los plazos. Si con una buena planificación siempre hay un margen de error, imaginemos el desastre sin una mínima organización.
- Planificar para reutilizar el plan (y todo el proceso de planificación) en otra ocasión. Por eso es fundamental contar con una buena documentación del proyecto.
- Planificar para poder trabajar con calma, sabiendo en todo momento cuál es el siguiente paso. Como decía, últimamente un lujo.
Como muestra la ilustración de Yellow Visuals, crea un plan detallado (una buena planificación) y, solo entonces, decide el siguiente paso y hazlo. No des el primer paso sin haber planificado previamente.
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