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Autor: Enrique

Un tercer alto en el camino: 150 artículos sobre organización personal

Tiempo de lectura: 2 minutos

Es cierto que los números no importan; a mí, desde luego, no me importan. Sin embargo, alcanzar cualquier meta es siempre una buena excusa para hacer una parada, mirar hacia atrás y echar un vistazo al camino recorrido. Me detuve cuando escribí 50 artículos en el blog y también cuando llegué al centenar. Ahora es momento de hacer balance después de añadir otras 50 publicaciones al blog.

No diré aquello de que he llegado hasta este punto sin apenas darme cuenta o que, como quien no quiere la cosa, este es el artículo número 150. Para revisar todo el contenido del blog, tendría que dedicar unas cuantas horas a leer más de 160 000 palabras (como dos o tres libros). Detrás de cada publicación hay trabajo que no es trabajo, porque escribo por placer, para aprender y para compartir. Estos son mis motivos, estrictamente en ese orden. Escribo sobre lo que me interesa en cada momento, en función del tema que necesito aclarar o de aquello en lo que quiero profundizar.

Esta ilustración de PJ Milani refleja a la perfección la función de escribir para aclarar las ideas. Darle forma a un artículo obliga a pensar, leer y aprender.

Cómo ahorrar tiempo (III): menos perfeccionismo y más velocidad

Tiempo de lectura: 3 minutos

Podemos aumentar nuestra productividad aplicando un buen método de organización. Seguramente, todos estemos de acuerdo sobre este tema, del que he hablado largo y tendido en este blog. Sin embargo, también podemos ahorrar mucho tiempo mejorando ligeramente algunas destrezas básicas o, simplemente, dejando de buscar la perfección.

En ocasiones, la clave para ganarle unos minutos al día es muy sencilla que, una vez puesta en práctica, seguramente nos preguntamos cómo no habíamos caído antes en ello. Son muchas las pequeñas cosas que podemos cambiar para ahorrar tiempo. Por ejemplo, escribir mejor y más rápido con el teclado o, simplemente, ser menos estrictos y perfeccionistas. Y ambas cosas se aprenden.

Esta la tercera entrega de la serie «Cómo ahorrar tiempo». Hasta ahora he compartido algunos consejos sobre:

5. Teclea mejor y más rápido

El tiempo es un recurso limitado y de gran valor. Por ello es fundamental aprender a ser más productivos en nuestro trabajo y aprovechar al máximo cada minuto del día. Una forma muy efectiva de lograrlo es aprendiendo a teclear más rápido y conocer algunos atajos de teclado. Es tan sencillo como eso.

Para empezar, debemos saber que hay una forma correcta de colocar los dedos sobre el teclado. La posición correcta de los dedos es crucial para maximizar la velocidad y precisión al teclear. Para ello, debemos colocar los dedos índices sobre las teclas F y J del teclado y el resto de los dedos deben reposar sobre las teclas adyacentes. Una vez que tengamos esta posición correcta, solo es cuestión de práctica y velocidad.

Microsoft Teams (I): Crea espacios de colaboración, aprendizaje y productividad

Tiempo de lectura: 4 minutos

Bien organizado, Microsoft Teams puede llegar a ser un gran espacio de colaboración, aprendizaje y productividad. Insisto: bien organizado.

A veces son los pequeños detalles de funcionalidad y de diseño los que hacen de Teams una plataforma muy atractiva, pero también muy eficaz. Merece la pena investigar a fondo todas sus funciones y, sobre todo, una forma innovadora de utilizarlas y personalizarlas, para hacer de ella una potente herramienta de trabajo.

Como docente utilizo Teams a diario y todavía no había dedicado una entrada a esta herramienta tan completa, una verdadera navaja suiza de la productividad. Probablemente, muchos de los elementos que se pueden integrar en Teams son de especial utilidad en el contexto educativo. En cualquier caso, algunos de los ejemplos e indicaciones que compartiré en esta serie servirán para cualquier ámbito.

Teams facilita la colaboración virtual, el aprendizaje en línea y, en general, la productividad en el trabajo. Veamos cada una de estas ventajas que presento de forma muy general para aquellos que nunca han tenido la oportunidad de entrar en el universo de Teams.

Decálogo para una comunicación digital más efectiva

Tiempo de lectura: 1 minutos

La comunicación es necesaria. Esto es indiscutible. Lo que merece algo más de debate es el exceso o la falta de comunicación, los canales inadecuados, los tiempos incorrectos, las prioridades equivocadas o la duplicidad de la información. El problema parece más bien una cuestión de contenido, forma y, sobre todo, medida.

Muchos trabajos se basan fundamentalmente en la comunicación. Es su función principal y en este caso particular se debe cuidar bien cualquier aspecto relacionado con el envío y recepción de información. Esto incluye las reuniones, los correos electrónicos y la mensajería instantánea, entre otras tantas formas de intercambiar información. En este escensario de trabajo basado en la comunicación, es difícil reducirla, pero es fundamental establecer también normas y límites claros.

Sin embargo, para otro tipo de profesionales cuyo cometido principal no es enviar y recibir mensajes constantemente, la comunicación ha logrado invadir buena parte de las tareas diarias. Quizá esta tarea es dar clase, investigar, desarrollar un producto o redactar, informes, pero no enviar y atender mensajes a todas horas. Por ridículo que parezca, de vez en cuando cabe preguntarse cuál debería ser nuestra labor principal para centrarnos en las tareas que realmente debemos realizar.

Pon a dieta tu lista de tareas: 8 recetas muy saludables

Tiempo de lectura: 4 minutos

Reducir la lista de cosas que hacer es fácil. Dejar de alimentarla continuamente depende también de nosotros. Echamos la culpa a los demás por todo el trabajo que tenemos por hacer, pero buena parte de las tareas de nuestra lista las hemos puesto nosotros ahí.

Para poner a dieta nuestro checklist solo hay que prestar atención a las tareas que llegan (porque no todas lo son), respetar nuestro tiempo (recordemos: limitado) y, en general, aprender a cuidar y organizar mejor los proyectos que sí son nuestra responsabilidad.

1. Apunta solo tareas

Este primer consejo puede parecer una obviedad, pero es un error que repetimos constantemente sin darnos cuenta. Muchas veces, caen en nuestra bandeja de entrada tareas que no lo son. En principio, no debería suponer mayor problema, porque cuando procesamos este inbox de tareas, convertimos esa «cosa» que todavía está por definir en algo parecido a una acción realizable, una tarea. El problema aparece cuando una simple anotación o idea no pasa este filtro correctamente y se cuela en nuestro sistema de organización.

Para evitar estas tareas intrusas, tan solo hay que prestar más atención y utilizar la herramienta adecuada. Utiliza tu administrador de tareas (aplicación o papel) exclusivamente para apuntar lo que realmente tienes que hacer, y usa otras herramientas para anotar lo que simplemente son notas o ideas.

2. Aprende a decir «no»

Este ya es todo un clásico. La teoría la sabemos, pero ponerlo en práctica, por lo que sea, no es tan sencillo. No podemos complacer a todo el mundo; es imposible (ni debemos) atender todas las peticiones, ni hacer todos los favores. Posiblemente no tendremos más remedio que atender algunos compromisos, pero otros serán perfectamente evitables.

Aprender a decir que no es todo un arte, pero solo requiere práctica. La primera vez cuesta, la segunda no tanto y a la tercera va la vencida. Y los efectos son inmediatos en nuestra lista de tareas. Con cada «no», desaparece una tarea de nuestra lista. Realmente nunca llega a entrar. Di no.