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Etiqueta: planificación

12 meses, 12 hábitos, 12 reglas

Tiempo de lectura: 7 minutos

Yo soy de septiembre. Otros muchos prefieren marcar en su agenda el 1 de enero como el primer día de un nuevo año lleno de propósitos, proyectos personales y cambios de hábitos varios. Yo, sin embargo, como decía, soy más de septiembre. Por tradición más que por profesión, lo cierto es que el inicio del curso académico es el que marca también una nueva etapa. Entre otras cosas porque es en septiembre cuando llego con las pilas cargadas, con energía suficiente para dar forma a esas ideas que he ido esbozando durante el verano.

Nuevo curso, nuevos hábitos

Este «año» no es una excepción. Más que proyectos nuevos (que algo hay), se avecinan cambios de hábitos. O al menos la intención de cambiarlos. Suele ser durante el mes de agosto cuando suelo revisar a fondo estas cuestiones como parte de la preparación de los siguientes doce meses.

Básicamente dedico un tiempo a confeccionar una lista muy simple con aquellos hábitos que me gustaría desarrollar, cambiar, eliminar o mejorar y dejo por escrito algunas ideas sobre cómo pretendo ir haciéndolo. Suelo anotar la lista de hábitos con los que conviene comenzar y decido la frecuencia con la que voy a llevar a cabo cada uno de ellos. Porque realmente hay hábitos diarios y otros de carácter semanal.

Si nos paramos a pensar, son muchos los hábitos que hemos adquirido en nuestra vida. Unos son buenos hábitos, otros no tan positivos e inevitablemente también los hay malos, o muy malos. Lo importante es que, con el tiempo, seamos capaces de sustituir las malas prácticas por otras mejores para nuestra salud, nuestra organización personal, nuestro trabajo o nuestras relaciones familiares y sociales. Veremos que hay muchos ámbitos que merece la pena no dejar fuera.

Una planificación muy estricta del desarrollo de hábitos suele desembocar en fracaso y abandono. Así que con la idea de que «menos es más», siempre es mucho más efectivo seleccionar unos pocos hábitos y trabajar a fondo con ellos de forma progresiva y siendo flexibles al ponerlos en práctica.

12 meses, 12 hábitos

Durante este curso me he propuesto el reto de trabajar 12 hábitos durante 12 meses siguiendo 12 reglas muy concretas. En esta ocasión todos son hábitos diarios y el objetivo no es otro que poner en práctica los 12 cada mes, siempre permitiendo cierto margen. Sin embargo, cada mes estará dedicado a un hábito concreto que deberé cumplir a diario sin excepción.

Comento a continuación las 12 reglas que planteo en el reto y que permiten definir y concretar los hábitos, así como hacer un correcto seguimiento:

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Define un plan para tu organización personal: 5 áreas clave

Cuando hablamos de organización personal, una de las primeras ideas que probablemente nos viene a la cabeza es la de «lista de cosas que hacer». Ponemos un poco de orden a nuestras obligaciones anotando, mental o físicamente en algún lugar, aquellas tareas que tenemos que realizar. Establecer prioridades y decidir en qué momento haremos todas «esas cosas» quizá ya no esté en los planes de todos. Pero tareas, lo que se dice tareas, maneja todo el mundo de una u otra manera.

Asociamos muchas veces la idea de «estar organizado» simplemente a mantener una lista de tareas en la aplicación móvil de moda. Sin embargo, hay otros elementos que son parte fundamental del éxito o fracaso de una buena organización personal. Existen al menos 5 áreas clave de la organización personal que merecen una atención especial.

Organiza tus lecturas de blogs en 10 pasos (I)

Aunque el formato blog ha evolucionado mucho en los últimos años, en esencia su propósito no es muy diferente a aquellos primeros diarios online, generalmente personales, en los que sus autores compartían un rincón de su vida, sus opiniones o sus experiencias. Con el tiempo, el blog se fue popularizando y los avances informáticos, especialmente en tecnologías web, facilitaron y democratizaron este particular medio. Ahora apenas hacen falta unos pocos clics para iniciar la aventura de escribir un blog, sea este de carácter personal o para asuntos profesionales.

En general, y por lógica, hay más personas que leen blogs que autores que escriben uno. Estas bitácoras online son ya parte fundamental de nuestra forma de mantenernos informados semanalmente. Ya no nos basta con las versiones online de los tradicionales periódicos y de las revistas con más historia (y que aguantan estoicamente ofreciendo su versión en papel). Desde hace ya mucho tiempo necesitamos beber de otras fuentes de información para leer opiniones que no sean las de los diarios generalistas. Queremos (o debemos) estar informados sobre temas muy específicos que no encontramos en los medios de gran tirada, quizá porque no interesan o porque no resultan rentables.

En cualquier caso, solo teniendo en cuenta la plataforma blog,  la avalancha de información resulta a veces ingestionable. Sufrimos aquello que alguien definió muy gráficamente como «infoxicación», una intoxicación de información. Un exceso de información que no solo dificulta el trabajo de discriminar una publicación de calidad de una mediocre; además supone un problema para seleccionar simplemente aquello que nos gusta. Porque en ocasiones, cuando tenemos tantas opciones delante, no siempre elegimos con criterio.

En un intento de poner algo de orden al respecto, este artículo (y su continuación) presentan 10 pasos para organizar tus lecturas de blogs:

  1. Planificar
  2. Buscar
  3. Seleccionar
  4. Suscribirse
  5. Clasificar
  6. Revisar
  7. Leer
  8. Comentar
  9. Compartir
  10. Desechar

De momento, empezamos con los 5 primeros pasos, desde planificar nuestras lecturas hasta el momento de hacer una clasificación de blogs. Se trata de consejos generales que se pueden aplicar independientemente del lector de blogs que utilicemos.

Las tareas nacen, crecen, se reproducen y mueren: trabajar a «semana vista» para tomar el control

Las tareas nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo experimentamos a diario. Cada mañana llegan nuevas obligaciones y con ellas nuestras bandejas de entrada se van llenando de «asuntos que atender». Lo importante es que el balance de tareas que entran (nuevas) y las que salen (realizadas) sea cero. No siempre será sencillo terminar el día con este equilibro, pero si en el plazo de una semana o un mes. Dependerá lógicamente del tipo de trabajo al que nos enfrentamos. Cada profesión es un mundo, pero también es verdad que en todas ellas hay tareas que realizar. No siempre podremos prever la aparición de nuevos frentes de trabajo y menos planificar el tiempo disponible durante la jornada para atacarlos. Muchas tareas llegan silenciosas, de puntillas y sin previo aviso, y junto a los fastidiosos imprevistos (siempre algo más ruidosos), son la combinación ideal para desmontar un día entero de trabajo y truncar cualquier planificación que hubiéramos podido hacer. Merece la pena elegir la estrategia inteligente de tomar algo de carrerilla y disponer siempre algo de trabajo avanzado y con cierta antelación. Trabajar al menos a «semana vista» es la clave.