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Categoría: Programas

Automatización con Power Automate: cómo transformar publicaciones de Teams en tareas de Microsoft To Do

Tiempo de lectura: 4 minutos

Muy pocas veces pasa uno por Teams simplemente para saludar. Si se comparte una publicación es porque hay algún tipo de tarea asociada y, en general, siempre hay que hacer algo al respecto. No todas las publicaciones de Teams son una tarea, pero la experiencia me dice que si alguien dedica un tiempo a escribir un mensaje es por alguno de los siguientes motivos:

  • Quiere comunicar algo, y seguramente habrá que hacer algo al respecto.
  • Quiere pedir opinión sobre algo, y deberíamos hacer algo al respecto.
  • Quiere organizar algún asunto, y obviamente habrá que revisar la información y hacer algo al respecto.
  • Quiere directamente repartir tareas en un equipo, y no queda más remedio que consultar nuestra parte y hacer algo al respecto.
  • Quiere simplemente destacar un logro o celebrar un éxito, y aquí también deberemos hacer algo respecto, como simplemente agradecer.

Microsoft Teams y Microsoft To Do

Entiendo que muchos no vean todavía los beneficios de recibir automáticamente una nueva tarea en un programa cuando alguien comunica algo en otro. Quizá sea porque no utilizan (todavía) de forma sistemática un gestor de tareas a diario, o simplemente no usan tal cosa. Sin embargo, si uno es persona de hábitos que realiza una revisión diaria de tareas, valorará ahorrar tiempo comprobando información procedente de otros canales (Teams, por ejemplo).

Microsoft Teams se ha convertido en una herramienta habitual de trabajo y colaboración virtual en muchas empresas y también en muchos centros educativos. En mi día a día como docente, la utilizo como aula virtual para compartir recursos y realizar actividades. Es un software que ha evolucionado de forma espectacular en los últimos años y cada semana nos llegan noticias de alguna novedad en la plataforma. Explicar el potencial de esta herramienta requeriría varias series de publicaciones. Como sucede últimamente con la IA, siempre sale algo nuevo.

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Tus apps te delatan: ¿creas o consumes?

Tiempo de lectura: 6 minutos

La creciente cantidad de creadores de contenido en la web es evidente, sin embargo, la calidad y el pensamiento reflexivo en la redacción de textos han disminuido en comparación con el auge de medios visuales, algunos espectaculares e instantáneos, quizá con más enganche. Además, la excesiva utilización de dispositivos, sobre todo nuestros teléfonos, y el consumo descontrolado de las redes sociales es ya una causa común de adicción. La ilustración de Victor Grandchamp que comparto en este artículo nos plantea la cuestión fundamental de si somos principalmente consumidores o creadores de contenido en línea. De algún modo, el consumo excesivo puede limitar en gran medida la oportunidad de poder dedicar este tipo a la producción de contenido de valor.

Cuando todos son creadores de contenido

Hace unos días ironizaban en Internet con el problema al que nos enfrentaremos cuando tengamos unos años más y no haya forma de encontrar un electricista porque todos serán creadores de contenidos. Pero no hay que preocuparse: no se dedican a ello tantas personas en exclusiva y menos profesionalmente. Además, muchos de los que lo hacen a tiempo parcial, tampoco lo son. Muchos son solo usuarios con ganas de notoriedad que «ponen cosas» en Internet. Alguno incluso se autodenomina influencer, como si ser influyente o no fuera algo que uno pueda decidir simplemente indicándolo en su perfil de la plataforma de turno.

Críticas y bromas (pocas) aparte, crear y compartir contenido en Internet no solo es una actividad interesante y gratificante, sino necesaria. Si todos los usuarios nos dedicáramos simplemente a consumir información, en muy poco tiempo todo el conocimiento en la red quedaría obsoleto. Hace falta contenido, pero de calidad. Y para ser un poco más justo, diré que hay recursos de gran calidad, pero crece también la oferta de contenidos superfluos que no aporta absolutamente nada.

Hace ya muchos años que la creación de contenidos en Internet dejó de ser cosa de unos pocos. ¿Recordáis aquel concepto de la Web 2.0? Fue un término acuñado allá por el 2004 y hacía referencia precisamente a la posibilidad de interactuar y colaborar entre los usuarios, por ejemplo, creando contenidos en la red, y no solo accediendo a ellos. Algunos recordamos aquellos tiempos con tanta nostalgia que no cejamos en el empeño de escribir en un blog.

Ahora parece que tienen más tirón los vídeos en YouTube, Instagram y TikTok. Resulta ya evidente que la reflexión pausada, especialmente por escrito, ya no está tan de moda. Ya no sale a cuenta para muchos dedicar el tiempo que requiere la redacción de un texto que será leído y analizado también con calma por los lectores. Acaso, ¿alguien se suscribe todavía a blogs con RSS? Hace tiempo que triunfan los contenidos más instantáneos y visuales. Reconozco que hay medios de gran calidad en este formato, pero sigo echando de menos cierto tipo de contenidos en el medio escrito. Algunos preferimos leer sin prisa sobre un tema y no que un youtuber nos lo cuente (o nos lo grite haciendo aspavientos).

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Volveremos a las cafeterías, a las bibliotecas y a las calles

Tiempo de lectura: 4 minutos

Elige una tarde cualquiera, un sillón en casa (supongo que el de siempre) y un libro. Las gotas de lluvia golpeando levemente tras el cristal de la ventana; elige también eso. Incluso una tormenta sirve de banda sonora para la historia que tenemos entre las manos. Todo esto parece una escena sacada de una película, o de un libro, pero no es la primera vez que la interpretamos en casa, ¿verdad?

O una mañana de fin de semana, entre las ocho y las diez, y no por decir, porque antes es madrugar y las once ya es un poco tarde para un desayuno. Nuestra cafetería de siempre, concurrida, también como siempre; pero no mucho. Gente conversando, pero con el volumen justo y necesario. Porque un tono más alto siempre molesta; pero el ruido es casi imprescindible en bares y cafeterías, que al fin y al cabo son lugares de encuentro, con otras personas o con uno mismo. Cafeteras echando humo, tazas y cucharillas en movimiento y otros ruidos imprecisos. Acompañados o solos, no frecuentamos las cafeterías para no encontrarnos con nadie. El silencio aquí siempre incomoda.

Y, ¿qué me decís de una tarde de estudio en una biblioteca? Un buen número de estudiantes tendrá bastante más reciente esta escena, pero seguramente todos recordamos (o al menos somos capaces de imaginar) una experiencia similar. Sentados frente a un libro, un silencio que no es silencio, que nos tensa hasta que oímos una página pasar; quizá la nuestra. Alguien cruza el pasillo buscando un libro. Un bolígrafo y un rotulador se alternan sobre la mesa de quien tenemos al lado. Y este ruido que no es ruido nos mantiene despiertos para seguir con nuestra lectura.

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Twizzle: tuitea sin procrastinar

Tiempo de lectura: 2 minutos

Twitter es una red social con más de 300 millones de usuarios activos. En ella se envían otros tantos millones de tuits al día. Y aunque la cantidad de información a la que podemos estar expuestos puede ser potencialmente alta, dependerá del número de cuentas a las que sigamos. En cualquier caso, si nos interesan decenas o cientos de usuarios, ya tenemos trabajo por delante.

Muchos de nosotros utilizamos Twitter como fuente de información. Allí leemos titulares que enlazan a noticias y artículos en blogs. En mi caso sigo a un buen número de usuarios que publican contenido que me interesa (aunque casi estoy seguro de que convendría hacer una buena revisión). Sean cuales sean las cifras, Twitter puede ser también una fuente de distracción constante. El timeline en el que aparecen todos los tuits que publican nuestros contactos puede convertirse en un pozo sin fondo. De hecho es demasiado fácil caer en la trampa del scroll infinito.

Y es que en ocasiones solo queremos acceder a nuestro perfil para tuitear algo nuevo.

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Things y mis cosas

Tiempo de lectura: 2 minutos

Utilizo la aplicación Things a diario para organizar mis quehaceres, mis «cosas». Lo hago de forma sincronizada en mi ordenador de sobremesa, en el portátil, en mi tablet, en mi teléfono móvil y en mi reloj. Y después de casi 100 posts publicados en este blog, no le había dedicado ni un solo artículo en exclusiva. Y bien lo merece. Creo que hay motivos suficientes.

Es curioso que siempre me refiero a este programa como Things, de Cultured Code. Quizá porque la palabra things («cosas» en español, como todos sabemos) es tan común que parece necesario algún tipo de aclaración, como puede ser mencionar también la empresa que ha desarrollado esta elegante y funcional obra de arte. Así es Things: de un cuidado diseño y de una funcionalidad excepcional. Tanto es así que ha acumulado varios reconocimientos a lo largo de estos años; por ejemplo el Apple Design Award en 2017 o el MacStories Selects Award por el Best App Update del año en 2018, en su versión para iPad.

He hecho un poco de memoria para intentar recordar, sin éxito, la primera vez que utilicé este programa. Una rápida búsqueda en mi blog personal me ha hecho viajar en el tiempo y descubrir que instalé Things en un iMac en diciembre de 2008. Y de aquello hace más de 11 años. Con algunas idas y venidas, porque también es cierto que he probado otras aplicaciones durante esta última década; pero finamente siempre he vuelto a Things. La aplicación lleva en el mercado desde 2007 y actualmente está disponible para los sistemas operativos del ecosistema Apple: macOS, iPadOS, iOS y watchOS. Malas noticias para los usuarios de sistemas basados en Windows o Linux.

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