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Etiqueta: teclado

Atajos superproductivos para el texto: mucho más que copiar y pegar

Tiempo de lectura: 3 minutos

Hay un antes y después de aprender y utilizar los atajos de teclado que presento a continuación. El primer paso para sacarle todo el partido es conocer que existen estas funciones especiales para seleccionar el texto, copiarlo o moverlo a otro lugar. Utilizarlas con el ratón ya resulta muy productivo. Sin embargo, la productividad se multiplica por dos cuando descubrimos que también podemos llevar a cabo las mismas acciones sobre el texto desde el teclado.

Nos empeñamos en aplicar sofisticadas técnicas de organización y productividad para ganarle minutos al día. Pero dos trucos que siempre funcionan y nos hacen ahorrar muchísimo tiempo son:

  1. Aprender a escribir a teclear más rápido
  2. Conocer los atajos de teclado

En esta ocasión, os cuento el segundo.

Insertar un emoji a golpe de tecla

Los emojis son parte de nuestro día a día. No hay mensaje de WhatsApp o de una publicación en las redes sociales que no incluya uno de estos emoticonos para dar un matiz al texto. Todos tenemos uno favorito.

Cuando utilizamos el móvil, los emojis están siempre a mano (o a dedo). Todas las aplicaciones incluyen un apartado, fácilmente localizable que nos muestra un amplio catálogo de emoticonos. Sin embargo, añadirlos cuando utilizamos un ordenador no resulta tan evidente. Normalmente, siempre tenemos que abrir algún menú «Insertar símbolo» o similar, una serie de pasos que nos hacen perder algunos valiosos segundos.

Para ser mucho más productivo, podemos utilizar la combinación de teclas windows y punto (.) para que el sistema nos muestre una ventana emergente con el catálogo de emojis que podemos insertar directamente.

Así se selecciona una palabra, una línea y un párrafo

La selección de texto desde el teclado suele ser la asignatura pendiente. En general. suelo ver que muchos usuarios con cierto nivel de informática siguen utilizando el ratón para seleccionar el texto. El copia y pega desde el teclado lo tienen bien interiorizado, pero para la selección de texto sueltan la mano del teclado para usar el ratón. Y realmente no es necesario.

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Cómo ahorrar tiempo (III): menos perfeccionismo y más velocidad

Tiempo de lectura: 3 minutos

Podemos aumentar nuestra productividad aplicando un buen método de organización. Seguramente, todos estemos de acuerdo sobre este tema, del que he hablado largo y tendido en este blog. Sin embargo, también podemos ahorrar mucho tiempo mejorando ligeramente algunas destrezas básicas o, simplemente, dejando de buscar la perfección.

En ocasiones, la clave para ganarle unos minutos al día es muy sencilla que, una vez puesta en práctica, seguramente nos preguntamos cómo no habíamos caído antes en ello. Son muchas las pequeñas cosas que podemos cambiar para ahorrar tiempo. Por ejemplo, escribir mejor y más rápido con el teclado o, simplemente, ser menos estrictos y perfeccionistas. Y ambas cosas se aprenden.

Esta la tercera entrega de la serie «Cómo ahorrar tiempo». Hasta ahora he compartido algunos consejos sobre:

5. Teclea mejor y más rápido

El tiempo es un recurso limitado y de gran valor. Por ello es fundamental aprender a ser más productivos en nuestro trabajo y aprovechar al máximo cada minuto del día. Una forma muy efectiva de lograrlo es aprendiendo a teclear más rápido y conocer algunos atajos de teclado. Es tan sencillo como eso.

Para empezar, debemos saber que hay una forma correcta de colocar los dedos sobre el teclado. La posición correcta de los dedos es crucial para maximizar la velocidad y precisión al teclear. Para ello, debemos colocar los dedos índices sobre las teclas F y J del teclado y el resto de los dedos deben reposar sobre las teclas adyacentes. Una vez que tengamos esta posición correcta, solo es cuestión de práctica y velocidad.

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Youtubers y productividad (II): el proyecto de Soriano Tech

Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace un tiempo, me pareció buena idea empezar a compartir el trabajo de algunos youtubers que dedican su canal a cuestiones de productividad y organización personal y que tratan estos temas desde una perspectiva más tecnológica, en la línea de contenidos de este blog. Empecé con Thomas Frank, conocido y reconocido youtuber estadounidense.

En Internet hay ya una desbordante oferta de contenidos sobre cómo organizarse mejor con tal o cual aplicación. Afortunadamente, el medio escrito se mantiene y todavía podemos suscribirnos a blogs que dedican sus líneas a hablar sobre metodologías y herramientas para mejorar nuestra productividad. También es verdad que se han incrementado los intentos de muchos en YouTube por compartir este tipo de contenidos. Una simple búsqueda con palabras clave como Notion, organización, iPad, apps o productividad, darán como resultado cientos de vídeos en los que alguien intenta explicar, con mayor o menor éxito, cómo usar una aplicación o un método para ser más productivo. Tengo la sensación de que han proliferado los contenidos sobre organización personal, sobre todo en formato audiovisual, en particular en YouTube. Y hay que filtrar, no todo es bueno.

Si buscamos claridad y sencillez en la exposición, pero también calidad y sentido estético en la realización, hoy vengo a recomendaros el canal Soriano Tech. Su creadora, que ahora mismo vive en Helsinki, presenta su proyecto como un canal sobre tecnología, productividad y estilo de vida. Un canal muy interesante para seguir aprendiendo sobre la utilización de muchas herramientas para mejorar nuestra organización personal. Y en español.

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El cortapega productivo: de los atajos de teclado a Clipy (y una broma hecha realidad)

Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace una semanas la RAE presentó las novedades del «Diccionario de la lengua española» en su actualización 23.5. Como ya es habitual, en el apartado de lengua y tecnología, se han incorporado términos nacidos del lenguaje de Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías. En esta ocasión se han añadido las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar. Y también la forma coloquial cortapega.

De momento no existe una entrada «copiapega»en el diccionario que, técnicamente, hace referencia a una acción similar en la que no se eliminan (no se cortan) los datos originales, sino que el objeto original (texto, archivo, etc.) permanece intacto porque simplemente se realiza una copia. Cortapega o «copiapega», qué más da. Lo que nos importa aquí es, ¿se puede se más productivo con este tipo de acciones?

El cortapega básico (y clásico): los atajos de teclado

El cortapega y el «copiapega» son acciones que utilizamos a diario en entornos digitales. Son acciones que hacemos a veces casi insconscientemente con nuestros ordenadores y teléfonos móviles. Copiar un texto aquí para ponerlo allá. Si pusiéramos un contador que sumara el número total de cortapegas que hacemos al día, seguramente nos sorprendería la cifra. Su inventor, el científico Larry Tesler, seguro que estuvo bien orgulloso de sus tres famosos comandos: copiar, cortar y pegar.

Ya sabemos que en el mundo de la productividad, una acción que repetimos muchas veces es susceptible de ser automatizada o minimizada en su duración. En el caso de los cortapegas, un simple atajo de teclado reduce el tiempo de una sola acción. Desde luego, para un simple cortapega el ahorro de tiempo es mínimo, apenas unos segundos, pero cientos de cortapegas a lo largo del día acumulan muchos minutos que no debemos desperdiciar.

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Clac, clac, clac: nostalgia por aquellas máquinas de escribir tan productivas

Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Recuerdas cuándo fue la última vez que tecleaste algo con una de aquellas Olivetti? Y para no pocos lectores quizá la pregunta sea si han utilizado alguna vez una máquina de escribir. En la historia ha habido marcas míticas. Muchos escritores, lógicamente las utilizaron. Isaac Asimov escribía con una IBM Selectric y dicen que tenía una en cada uno de sus apartamentos para no tener que cargar con ellas. Ernest Hemingway utilizaba una Underwood Noiseless Portable. Agatha Christie empleaba una Remington Home Portable No. 2. para escribir sus novelas y la escritora Danielle Steel sigue escribiendo actualmente con una 1946 Olympia manual. Merece la pena leer un post suyo de 2011, «21st Century», lamentándose de sus problemas con la tecnología moderna.

Y cuando hablo de estas máquinas de escribir legendarias, me refiero a los modelos mecánicos, porque con el tiempo fueron apareciendo versiones electrónicas, algunas con diminutas pantallas e incluso con opción de borrado. En cualquier caso, creo que todo el mundo ha oído hablar o al menos ha tenido la oportunidad de ver una máquina de escribir, aunque haya sido en el trastero de una familiar o en alguna película. Todo el mundo está de acuerdo en que algo tienen de especial.

Ahora estas máquinas deben caer seguramente en la categoría vintage. Apostaría lo que fuera a que todavía hay algún nostálgico que las utiliza. Y para los nostálgicos es este artículo. La máquina y tú. Escribir y solo escribir. ¡Clac, clac, clac!

Máquinas de escribir con limitaciones… muy productivas

En la actualidad estamos ya más que habituados a utilizar un procesador de textos en nuestro ordenador. Con él podemos crear documentos utilizando un catálogo casi infinito de tipografías, diferentes tamaños de letras y variedad de colores. Y podemos componer el texto de mil formas: a doble columna, con el texto en cualquier dirección, etc. Y todas estas funcionalidades son precisamente la trampa productiva de los procesadores de texto.

Nada de esto era posible con las antiguas máquinas de escribir y, sin embargo, tenían su encanto. De hecho, si por casualidad nos encontramos con una, no podemos evitar la tentación de teclear con ella. Será el ruido: ¡clac, clac, clac! O será la letra imperfecta impresa en el papel a golpe de tipos. Curiosamente, no las recordamos negativamente, destacando sus limitaciones. ¡No podíamos borrar! (al menos con los primeros modelos).

Con la máquina de escribir no era posible rectificar lo que ya había sido impreso en el papel, así que no quedaba otra que pensar bien lo que se iba a escribir. Cada pulso de tecla era definitivo. Insisto: había que pensar bien antes de escribir… ¡Qué pronto perdimos esa buena costumbre! Y qué pronto la reemplazamos por una peor: escribir y rectificar, en bucle, aplicando la técnica de prueba y error. Lo que en principio iba a ser una virtud en los procesadores de textos informáticos, al final creo que ha terminado siendo un obstáculo. Al menos, si nuestra tarea es exclusivamente la de redactar un texto, no estoy demasiado seguro de que escribir con Microsoft Word o un programa similar sea mucho más productivo que utilizar una máquina de escribir.

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